Fuimos cinco amigas en busca de playa y marcha. Mas o menos ya estábamos informadas por gente que había estado donde podíamos encontrar las entradas mas baratas que en la propia taquilla de la discoteca ya que se disparan de 6.000 o 7.000 € tranquilamente.
Cuando ibas por el puerto de la capital, había vendedores ambulantes que te las ofrecían a mejor precio y las compramos a un chico italiano afincado en Ibiza durante todo el verano que nos las vendió a 2.000 €.
Llegamos hacía las 00:30 h. y el parking estaba lleno, tuvimos que aparcar en la carretera y había una larga cola.
Amnesia es enorme, había dos salas grandes, una ponían música trance tipo Florida 135 y la gente iba mas pasada y en la otra estaba la Troya Asesina con música house donde la zona de las escaleras había chicos jóvenes y no tan jóvenes homosexuales, sin camiseta.
Había puestos de frutas, un plato pequeño de plástico lleno de trocitos de sandia y melón te costaba 500 € pero mas robo era una botellita de agua que te costaba unos 1.200 €.
También había un túnel que te llevaba al “infierno”, así se llamaba la zona de los reservados, pero no lo visité porque me daba miedo lo que me podía encontrar allí.
Hacia las 4:00 h. mas o menos empezó en la sala trance a salir espuma de unos cañones enormes con la música del Boss por delante; por mucho que lo intentaras te llenabas de espuma pero gracias al túnel de lavado que había en la entrada nos desapareció toda la que se nos había pegado en la ropa y en el cuerpo.
Fue una experiencia nueva, ese día me alegré de ser tía porque había chavales heterosexuales que iban cagaditos pegando su culito en la pared.
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